Posted on 13:55

CAPÍTULO 1:

No fue muy esperado, sólo llegó.

Esperando media hora al abordaje del avión, eran las 2:30 Pm, el sol de Houston estaba en su furor, creando una atmósfera apropiada para las fechas decembrinas, solía meditar de cierta forma en mis actos y sus consecuencias, sus repercusiones ¿qué pasaría después? un sonido leve e incorrecto interrumpe mis pensamientos, creo que ya era hora de abordar, abordar a mis sueños y deseos futuros, abordar a la realidad, tal vez de ensueño, tal vez... tal vez.

Nadie lo sabría, fui criado a base de escrúpulos (que ahora creo innecesarios) estrictos, sobre la manera correcta de vivir, de sentir y hasta de pensar, solo era un títere de la imaginación paternal, sin voluntad propia ni derecho a osarme a cosas diferentes.

Éramos yo y mi sino, subiéndose a un avión que llevaría a un largo, bello, raro, doloroso y negro camino.

DESTINO: Canadá, las frías y hermosas tierras de Canadá, bellos paisajes y llena de oportunidades para soñadores compulsivos como yo; el momento de llegada se hizo intenso, me sentía extraño al saborear las nuevas oportunidades que traería consigo una vida nueva.

Bajé mi avión con el corazón hecho añicos por los deseos, subí a un carro asignado por la nueva compañía en la que he de trabajar, Madison life, era la empresa aseguradora número uno en norte América y Canadá, sí, aspiré alto y alcancé.

Después de haberme instalado, tuve el resto del día libre para conocer el lugar que sería mi hogar durante los tiempos venideros, o al menos eso pensaba. Tendría que conocer al jefe supremo, por el cual yo estaba aquí, era el señor Robert Carter dueño de mis sueños en ese momento, mis esperanzas y hasta mis sentimientos, no sabía lo que habría de esperarme. Como fuerte golpe a mi llaga recién abierta estaba ella, baja estatura, cabellos color azabache de contextura lisa y desorientada, ojos turquesa que desataban en mí los más oscuros deseos, con una hermosa nariz pequeña posada sobre esos labios finos y pequeños coloreados de un fuerte rojo carmesí, no,...no pude contenerme de pensar en ella con mi fuero interno deseoso en ese instante de hacerla mía.

Creo que al entrar en esa grande oficina ornamentada por arte medieval, ella con una mirada se dio cuenta de lo que sentí , de lo que ardía en mi, era el deseo, lo sabía, ella lo presentía, me lo demostró con un leve cambio de coloración en sus hermosas y redondeadas mejillas, movió su cara en dirección contraria alejando sus ojos de mí, hubiese deseado que no lo hubiera hecho, despistado de mi propósito en ese lugar el rechazo de su mirada me hizo volver en sí, sacándome de mi mundo de fantasías en el que elevé mi imaginación al verla.

-Bienvenido David Greenhood era el señor Carter, -Espero que esta compañía sea su segunda casa, por favor siéntese- dijo invitándome a una larga conversación.

-Gracias señor Carter- esbocé-¡es para mí un placer!- vi cómo la cara de esa hermosa dama sonreía en tono burlesco.

- Qué pena David - exclamó este gran señor – ella es mi hija Clementine Carter – estas palabras retumbaron en mi ser, al enterarme de cuan prohibida estaba – para mi diablo interno la hacía más apetecible.

- Un gusto, joven Greenhood – dijo ella, su voz era tersa y agradable a mis oídos.

- Te puedes retirar hija – dijo Mr. Carter.

Pronto ella acato la orden, pero no se marcho sin antes lanzarme una mirada llena de picardía e inocencia, tal vez era un te veo luego o un adiós, algo dentro de mí suplicaba que fuese la última vez que llegara a ver a esa joven que había removido heridas recientes.

Sí, de hecho fue una larga conversa sobre beneficios, sacrificios y todo lo generado por una compañía, pero mientras que mi cuerpo estaba con Mr. Carter, mis pensamientos estaban con ella, sólo eso, con ella, ¿cuándo la volvería a ver?¿será que ella pensaba en mí?, tal vez no, tal vez sí, de eso no tenía certeza, entre mi división de entes, escuché al señor Carter hablar sobre un gran baile para empezar el año, sin pensarlo acepté, porque pensé que ella iría, obvio que iría, ¿estaba actuando otra vez como adolescente? ¡Ya había pasado esa época! Y me decía a mi mismo La respuesta era sí, simple y sencillo, sí.

Había estado contando los días, las horas y los minutos para volverla a ver, sí ya era hora, era el día, no tenía qué ponerme, no todos los días se es invitado a reuniones tan importantes, así que compré un esmoquin negro con un corbatín azul, no estaba seguro, pero creo que estaría al menos presentable. La fiesta seria realizada en un salón de una de las muchas casas de campo del señor Carter.

El lugar estaba lleno de pingüinos y de damas vestidas de colores pasteles que daban un aire dramático a la fiesta. Una joven de unos 20 años se me acercó, tez trigueña con una nariz fileña debajo de unos hermosos ojos verdes.

- Hola, tú debes ser David, ¿me equivoco?

- El mismo – musité

- Me llamo Marie Jo, soy la sobrina de Robert- lo noté, tenían un tremendo parecido, a diferencia de su hija.

- Ah… es un gusto- antes que dijera algo más se retiró, dejándome con la palabra en la boca.

- Está loca – dije para mí mismo.

- Sí, y mucho - esa voz aterciopelada sólo podría ser de…

- Hola - dije tratando de no sonar desesperado mientras daba vuelta para ver su rostro otra vez.

Vestía de azul, un color muy atrevido para la tonalidad de la fiesta, con su hermosa cabellera recogida.

- Estas muy bella – le dije tratando de no parecer un tarado ante ella. Noté que sus mejillas se tornaron de un rosado pálido.

Era algo baja de estatura, al menos para mí, me acerqué lentamente para darle un beso en la mejilla, quería ser delicado con ella, no buscaba quererla por mi pasado, sino por mi presente.

Olía a brisa primaveral, me pacificó. Ella tomó mi mano, me estremecí, lo sé fue estúpido pero su mano era cálida y suave.

- ¿Quieres bailar? – me preguntó de manera segura y decidida. No pude hacer más nada que sólo asentir con la cabeza ya que todavía me encontraba un poco impresionado por su presencia.

Nos dirigimos hacia la pista de baile, con “New York, New York” de Frank Sinatra, la tomé por la cintura aun nervioso y nuestros pies empezaron a moverse, me sentía en el aire, ella me hacía sentir así. La acerqué más a mí ya que no quería dejarla ir, no puso resistencia alguna, sólo se relajó, cerró los ojos apoyando su cabeza en mi pecho, me sentí reconfortado, aliviado y FELIZ, ella estaba conmigo y no importaba nada más.

Desprendió su rostro de mi pecho para dedicarme una dulce mirada y volvió a su lugar. Nos dejamos llevar por el momento y la música moviéndonos al compás de una tonada hermosa y llena de emociones encontradas.

Ella tomó mis manos, se acercó a mi oído empinándose sobre sus pequeños y delicados pies y me dijo:

- Fue un placer bailar contigo – hasta que no mencionó eso, no me había percatado de que habían transcurrido ya varias canciones- acompáñame – dijo llevándome de la mano afuera del lugar a un especie de jardín trasero, era hermoso adornado con pequeñas luces navideñas. Se detuvo en un banco a la orilla de un pequeño lago, se sentó, la imité. Escuché un leve y sonoro suspiro salir de ella. Posó su cabeza sobre mis piernas permitiéndole mirar al cielo y por defecto mi rostro.

- Linda nariz – dijo, la miré extrañado pues nadie lo había notado.

- Gracias – titubeé, sonrió, y se levantó. Se acercó, con su mano tomó mi quijada para hacer que la mirara, se acercó aun más permitiéndome oler su aliento, era dulce como uvas.

Unos terribles y espantosos centímetros nos separaban, me acerqué pero ella dio el primer paso, posó sus dulces, cálidos y finos labios sobre los míos, haciendo que resucitara lo muerto en mí, no pude detenerme así que sostuve su bello rostro con mis manos y proseguí, parecía gustarle ¿Cómo podía estar besándola? Apenas sabía su nombre, no me importó, no la quería soltar, jadeó, así que comprendí, la solté y respiré profundo y acelerado tratando de llenar mis pulmones de nuevo.

- Lo siento mucho – dije ubicando mis manos sobre mi cabeza, en muestra de preocupación, ¡Rayos! Sí que estaba preocupado. Sentí sus labios de nuevo pero en mi mejilla, haciéndola sonrojar.

- No es nada – dijo entrelazando mi mano con la suya y recostándose sobre mi hombro o hasta donde alcanzaba – fue muy lindo – me dedicó una sonrisa.

- Sabes que está mal ¿cierto?

- Sí - dijo con suavidad y conocimiento – pero el hecho de ser prohibido no lo hace imposible – ¿Acaso andaba en busca de peligro? He buscado evitar eso toda mi vida, ¿Se estaba riendo?

- ¿Qué pasa? – pregunté con leve desesperación.

- Tienes toda la boca pintada – se soltó a carcajadas – ¡pareces un payaso! – tenía una risa peculiar, chillona pero agradable, le regalé una sonrisa y tomó un pañuelo de su pequeña cartera para limpiar mis labios.

- ¿Qué pensará tu padre? – murmuré con un tono algo agobiado.

- ¿¡Qué horas son!? – preguntó desesperada así que miré mi reloj rápidamente.

- Son las 2:30 Am – muy tarde, como se vuela el tiempo con ella.

- ¡Dios! me tengo que ir, mi padre me espera, nos perdimos el brindis y aún peor…

- ¿Qué pasó? – pregunté agobiado.

- Las agujetas de tus zapatos están sueltas – dijo mirándome tratando de simular una sonrisa y se la devolví.

Me besó, fue un beso corto, sonoro, suave, delicado y con un dulce sabor a uva.

- Te veré el lunes – gritó mientras corría por ese inmenso jardín que sin ella era sólo pasto y tierra.

Me fui a casa ya que no había razones para mi presencia en ese lugar.

No lo podía creer, la besé, lo deseaba y ahora la extraño.

Sinceramente no sé por qué, pero sabía que ella sería alguien que dividiría mi vida en dos.

David Greenhood.

Posted on 18:48

CAPÍTULO 2: “EL MUNDO SIGUE GIRANDO”

- Sigamos con la historia David me tienes intrigada.

- Ah… si ¿por dónde íbamos jackie?

- Me contabas como la conociste, hasta el primer beso.

- Lo siento, sabes lo difícil que es concentrarse en este lugar.

Pasaron lunes, martes miércoles, jueves y no tenía ni una señal de Clementine, seriamente la necesitaba, no se porque pero me mataba no verla.

Viernes en la tarde, ya faltaba poco para ir a mi apartamento y guardarme en su recóndita soledad rogando para que llegase en día en que la volviese a ver, tan metido en mis pensamientos que no había notado ese pequeño pedazo de papel debajo de la puerta de mi oficina, era un nota de Clementine; “te veo en el parque de en frente… C.C”, no lo dudé ni un segundo, ya era hora de irme así que cogí mis cosas y partí hacia ese parque, era pequeño pero siempre permanecía morado por las flores del gran lilo que estaba ocupando medio parque, era una bella escena Clementine blanca y hermosa, con su cabello suelto, y el particular rosa pálido en sus mejillas....

norle ahi esta no vuelve aprovecha ;)

dificil situacion

Posted on 20:13

muchas gracias a mi par de seguidores!!!.. espero que crezcan porque me he aliado con una gran compañera y juntas vamos a escribir algo para su deleite, una historia diferente sobre la atraccion, el deseo, y las diferencias... pronto estaré avisando el paso de los capitulos al blog.

besos....
GraceNuLop y MaJoLaJa

xD

Posted on 16:21

xD

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